Tanto la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)[1], como el Plan Nacional de Fomento de la Lectura puesto en marcha por el Ministerio de Cultura y Deportes/Ministerio de Educación y Formación Profesional[2]pretenden contribuir y fomentar (entre otros) los hábitos de la lectura. Nosotros desde nuestra experiencia como docentes y como integrantes del recién creado Grupo de Investigación[3] “La literatura como herramienta innovadora de aprendizaje lingüístico e intercultural en el aula multilingüe”, consideramos que es –y debe ser– uno de los pilares más importantes de la formación de los alumnos, en consonancia con la concienciación de los docentes.
En ese sentido, apostamos por el hecho de que la lectura, más allá del papel formativo, contempla un punto ineludible de disfrute, el cual estamos convencidos y empeñados en (de)mostrar. La lectura es un elemento transformativo de la sociedad en general y de las futuras generaciones en particular. Por tanto, un objetivo fundamental es aumentar el índice lector; dicho de otro modo, la sociedad del conocimiento, de la tecnología, no puede ser ajena a la importancia de los textos en la formación integral del individuo.
Por otro lado, la lectura es indiscutiblemente un instrumento multidisciplinar, transversal, que no puede asociarse exclusivamente a las tradicionales áreas de “letras”. La lectura es imprescindible para adquirir conocimientos de cualquier disciplina. Por último, no debemos olvidar que para que consigamos que los alumnos incrementen su gusto e interés por la lectura, lo primero que necesitamos es potenciar la formación de los docentes, que deben estar capacitados y –principalmente– motivados en su responsabilidad formativa.
El reciente “Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2018”[4], publicado por la Federación de gremios de editores de España (FGEE), recoge los hábitos lectores tanto en niños como en adolescentes.
Queremos destacar como aspecto positivo que el número de lectores de libros haya crecido, llegando hasta el 67,2% de la población. Se advierte igualmente un mayor porcentaje de lectoras de libros en tiempo libre que de lectores en todos los grupos de edad y nivel formativo. También es representativo el hecho de la tendencia alcista de lectores mayores de 45 años, existiendo una relación directa entre el nivel de estudios finalizados y la ratio de lectores. En nuestra opinión, la falta de tiempo, que sigue siendo el principal argumento de los no lectores para explicar su falta de hábito (49,3%), es uno de los puntos que se deben afrontar. También queremos destacar el que el 44,5% de los lectores lee habitual u ocasionalmente en dos o más lenguas (el 21,3% suele leer en inglés), frente al 92,4% de la población tiene como idioma habitual de lectura el castellano. Como aspecto positivo, destacamos que la lectura en niños es generalizada, comenzando a disminuir a partir de los 14 años. Es reseñable que jóvenes y mayores perciben la lectura como una actividad que contribuye a tener una actitud más abierta y tolerante, calificando la lectura como una actividad emocionante y estimulante.
Del mismo modo, no podemos obviar las nuevas formas de lectura en la era digital, pues en la última década, los lectores en formato digital han pasado de un 5,3% al 28,7%. Así, el 78,3% de los lectores mayores de 14 años leen contenido en soporte digital, lo que podría sugerir un cambio en el paradigma de lectura en papel a lectura digital.
Consideramos pertinente destacar que en 3 de cada 4 hogares con menores de 6 años se lee a estos niños. Además, el 99,3% de los niños entre 10 y 14 años y el 91,6% de los niños y jóvenes con edades entre los 15 y 18 años son lectores de libros. Además, el 70,8% de los niños entre 10 y 14 años son lectores frecuentes en tiempo libre. Esta cifra desciende a partir de los 15 años, cuando el porcentaje de lectores frecuentes se sitúa en el 44,7%.
A la vista de los datos aquí expuestos, se demuestra que aún queda mucho trabajo por hacer, de ahí que queramos subrayar la apuesta por la lectura como una herramienta esencial que debe contemplarse como aspecto clave en todo el proceso educativo.
Para concluir, adjuntamos estas dos infografías extraídas del Barómetro y que, en nuestra opinión, posibilitan el campo de acción y reflexión, a saber, las que se refieren a los hábitos de lectura y las razones para no leer.
Noelia Malla. Doctoranda y licenciada en Filología Inglesa por la Universidad Complutense, donde ha obtenido también el título de Máster en Estudios Literarios. Ha realizado estudios de investigación predoctoral en la Universidad Jaguelónica de Cracovia (Polonia). Además del ámbito investigador en literatura angloamericana, la profesora Noelia Malla ha obtenido el título de Máster en Formación del Profesorado de ESO, Bachillerato, FP e Idiomas (especialidad en lenguas extranjeras: inglés) por la UNED.
Francisco Javier Sánchez-Verdejo Pérez es Licenciado y Doctor en Filología Inglesa por la Universidad de Castilla-La Mancha, habiendo obtenido calificación de “Sobresaliente Cum Laude” por unanimidad con su Tesis Doctoral “Terror y placer: hacia una (re)construcción cultural del mito del vampiro y su proyección sobre lo femenino en la literatura escrita en lengua inglesa”, publicada online por la Universidad de Castilla-La Mancha (https://ruidera.uclm.es/xmlui/handle/10578/1197). Sus líneas de investigación abarcan temas relacionados con la literatura comparada, las interacciones entre las literaturas de otras lenguas, la mitología, la antropología, la religión, el cine, el arte… Tiene más de 25 años de experiencia en docencia en inglés
[1] https://www.un.org/sustainabledevelopment/education/
[2] https://fomentodelalectura.culturaydeporte.gob.es/inicio.html
[3] Ya constituido formalmente; pendiente de aprobación y reconocimiento.
[4] https://www.federacioneditores.org/img/documentos/220119-notasprensa.pdf